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Los fotógrafos profesionales que trabajan en monitores con pantallas no calibradas toman hasta tres veces más pruebas de impresión para lograr una muestra aceptable que aquellos que trabajan desde un monitor para fotografía calibrado (por hardware) para una visualización de color más segura.
En esencia, trabajar desde una pantalla calibrada sirve como un medio para aumentar la eficiencia, haciendo la diferencia entre adivinar y saber con certeza cómo se verá un producto terminado.
Existen 2 métodos de calibración para configurar un monitor: una es la calibración de software y la otra es la calibración de hardware; cada una varía en la cantidad de precisión y flexibilidad que ofrecen.
La calibración de software es realizada directamente por el usuario seleccionando la gama a usar que dará el valor máximo de colores que tu sistema puede mostrar. Lo siguiente es configurar los niveles de negro y blanco a los valores óptimos. Posteriormente, se crearán perfiles ICC internos, que son perfiles para la gestión de color establecidos por el Consorcio Internacional del Color.
Cuando hablamos de calibración por hardware, el software de calibración, el monitor y el colorímetro se comunican directamente entre sí: el usuario simplemente ha de introducir los valores de destino deseados (luminancia, punto blanco, etc.) y el programa se encarga de realizar los ajustes necesarios en el monitor de forma automática. Una vez calibrado el monitor, los ajustes se almacenan en una tabla interna (LUT) del propio monitor (en la calibración por software estos ajustes se almacenan en la tarjeta gráfica) y se crea el perfil de color ICC.
Las LUT 3D son mucho mejores porque producen color utilizando un espacio volumétrico, más preciso y que reduce los errores de calibración. Esta tabla proporciona una gama de colores más amplia y un mejor tono de los colores durante la edición del tono, brillo y croma.
En la vida real, los colores no son planos ni lineales, por ello, si tu monitor para fotografía no tiene la capacidad de mostrar la gama de colores proporcionada por este tipo de tablas, tendrás errores al encontrar los valores de tono que deseas utilizar.
La variación de materiales de un lote a otro y las tolerancias de errores al momento de la fabricación, afectan las propiedades de los monitores. Estas inconsistencias son especialmente visibles cuando los monitores no son calibrados de fábrica.
Las propiedades del material de tu monitor pueden cambiar con el uso regular a lo largo del tiempo derivado de la exposición al calor, la humedad, la radiación ultravioleta (UV), etc., afectando la salida de color.
Debido a estos múltiples factores que desajustan la calibración, la opción por hardware es mejor y más eficiente debido a que puedes regresar rápidamente a los valores ideales que están previamente guardados en el monitor.
Por otro lado, la calibración por software puede ser difícil y llevar mucho tiempo en realizarse, al ser hecha por el ojo humano puede haber problemas relacionados con la precisión y la degradación del color, afectando la capacidad del monitor para mostrar diferentes tonos.
Para ti que trabajas con imágenes de alta calidad y en un entorno de edición profesional, la calibración de hardware sirve como un excelente recurso para un flujo de trabajo más eficiente y una calidad constante.
Este tipo de calibración solamente es soportada por determinados modelos de monitor. La línea de monitores profesionales BenQ son compatibles con este método de calibración, logrando escribir directamente en tabla de LUT 3D de 14 bits del monitor los valores necesarios para una reproducción impecable del color; nuestros monitores son elaborados con los más altos estándares de calidad y son calibrados de fábrica.